Tras cinco meses, ayer acabé otra reescritura de la continuación de Hambarath. Digo “otra” aunque en mi última entrada indiqué que era la primera.
Cuestión de matices. Tiene relación con haberla partido en dos. Os cuento la gestación de esta obra:
Terminé la versión escrita a mano en setiembre de 2014.
Si descontamos el paso a limpio, aunque este contribuyó a corregir la novela, la primera reescritura comenzó en enero de 2015 y la detuve en abril. La obra quedó en una estantería porque, tras un informe de lectura de Hambarath, me inscribí en una serie de cursos para aprender este oficio. En paralelo con ellos dediqué el tiempo a Hambarath, que autopubliqué en julio de 2017.
En agosto de 2017 desempolvé la estantería. Invertí semanas en adaptar la trama a los cambios realizados en Hambarath. En octubre emprendí una nueva reescritura y en marzo la recién concluida.
¿Y ahora qué? Pues un descanso porque conviene tomar distancia: leeré otros libros y repasaré las lecciones de los cursos. Después, para calentar motores antes de la siguiente iteración, volveré a Hambarath como espectador. Si todo va bien, a esa reescritura que iniciaré en setiembre seguirá el paso a formato de libro electrónico, cuyas complejidades merecen otra entrada en este blog.
¡Feliz playa o montaña!